miércoles, 19 de diciembre de 2012

Aquellas Navidades

   Las mejores Navidades de mis viejos ya se fueron. Aquellos tiempos de limitaciones económicas, pero plenos de felicidad a la hora de rodear la mesa para consumir buñuelos calientitos, ciertamente ya se fueron.
   Los años de insatisfacciones cambiaron de ropaje; también, desgraciadamente, las reuniones aquellas en las que llenos de gozo, disfrutábamos lo que parecía una simple reunión de glotones en los días de festejo navideño.
   A cuarenta años de distancia, a cientos de kilómetros, con otras necesidades y con nuevas obligaciones, representando un papel para el que no hay escuela de perfeccionamiento, pienso: ¿El frío invierno y los achaques, disimularán que hay sillas vacías?
   ¿Pensarán mis viejos, que hay deudas que el tiempo cobra por equivocación?
   ¿Sabrán acaso que los hijos ausentes tienen deseos de abandonar las nuevas raíces, para paliar los males de su tiempo incierto?
   ¿Qué fuerza misteriosa hace que rían mis queridos viejos, ahora que los males los agobian, ahora que en las Navidades abundan las sillas vacías?
   Si es la ley de la vida, yo acuso al autor de insensible, de inhumano. Porque no basta saber que el ser querido nos recuerda; hace falta la demostración directa, del afecto filial que refuerza la creencia del nacimiento y la muerte de un Cristo que redime.
   Ahora que miles de pavos y miles de árboles mueren en tu honor, paradójicamente para conmemorar tu nacimiento, quizá te llegue este lamento, Señor de todos los tiempos, ahora que mi vida también empieza a declinar, y que ya vislumbro las sillas vacías de mi hogar y la risa enigmática de la vejez... Aquellas Navidades, ya se fueron.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Apodos

Alcohol.- Este apodo tan singular, le resultó a uno de los hijos de El Chino Espinoza, porque su mismo nombre lo sugería: Albino.
Bellaco.- Con este sobrenombre fue conocido Silverio Macías, quien fuera hermano de Julián (el que hacía trompos) y Toribia.
Bucho.-   Tiburcio Rodríguez Márquez fue su nombre verdadero. A su papá le llamaban Chato Rodríguez y a su mamá Cuca Márquez.
Cacho Olivarría.- Hijo de doña Berna, señora que vivió 115 años, hasta que se quitó la vida involuntariamente; "si una cucharadita es buena, dijo, ¿qué milagros no hará toda la botellita?". Se empinó la botella de Hemostyl, y murió por el sofoco que le causó el poquito alcohol que contenía el jarabe que servía para curar la tos. Durante muchos años (hasta 1970), Cacho se encargó de preparar la pastorela que hacía interesantes las navidades; pero antes había formado junto con sus hermanos, el grupo Los Cachos, quienes tocaban principalmente minuetos, para despedir a los niños recién nacidos que morían de mocezuelo (tétanos). Dicha enfermedad atacaba a los niños por el ombligo, cuando eran atendidos por las parteras que ponían poco cuidado en la higiene; en ocho días se morían los nenes, víctimas de terribles dolores y fuertes contracciones.
Cachuni.- Benito Delgadillo era su nombre. Poca gente conoció el parentesco que tenía con la esposa de don Miguel Alcalá; eran primos. Elena era hija de don Lucio Delgadillo, Benito "Cachuni" era hijo de Lucía Delgadillo; dos ancianos que vivieron en la entrada de El Venado, Nayarit. Cachuni fue albañil, pero se le recuerda por la competencia en carreras que tuvo un 16 de septiembre, con su amigo albañil Cornelio Béjar.
Cangui.- Este sobrenombre tan extraño fue heredado a la familia Hernández, por el papá Manuel Hernández.
Canurcia.- Alberto Manzano Gallardo, siempre ha sido llamado con este apodo.
Carrasco.- Alberto Partida ha sido el propietario de este apodo. Se le recuerdan dos hermanos: Camilo (papá de Nacha) y José "Güero" Zamarripa.
Cátaro Partida.- Catarino Partida Rodríguez era su nombre; su padre fue Abraham Partida.
Ciriango.- José Reynoso que era su nombre, recorrió en su "troca" doble rodado, los pueblos de Las Parejas y Estación Yago, Nayarit, llevando gente al corte de tabaco. Cuando no hacía dicho trabajo, vendía grava y arena que sacaba del río San Pedro.
Cope.- Lorenza Guzmán Arellano fue su nombre verdadero.
Cuevitas y Macaco.- Fueron hijos de la señora Chayo Fernández.
Cuín Romero.- Desde niño fue llamado así; su nombre real fue Joaquín. En su niñez fue obligado por su papá a cargar en la espalda más peso del que podía, y se fracturó la columna vertebral. Cuín fue uno de los enamorados de Chicha Tapia, la que fuera hija de don Jesús Tapia (tío de don Jesús el alfarero). Chicha y don Chuy el "Ollero", en realidad fueron primos.
Culebro.- Así ha sido conocido un nieto de don Abraham Montellano.
Chabules.- Isabel Flores fue su nombre. Es recordado porque en un tiempo fue dueño de una paletería que estuvo al poniente de la tienda de Jorge Manzano, también porque fue concesionario de las "corridas" que movían pasaje de El Venado a Estación Ruiz.
Chaco.- Con este apodo se recuerda a Rogelio Molina Esparza.
Chacuana.- Felipe Macías, hijo de don Julián, es recordado con este feo nombre de tortuga bisagra, la cual abundaba en la laguna del pueblo, principalmente en temporadas de lluvia.
Chacha.- Los padres de Chacha fueron Juan Casas y Josefina Estrada.
Chapo.-A Bernardo Santacruz se le quedó este apodo por ser grande; a un hermano de él se le ha conocido como "Piteco".
Chato Rodríguez.- Al papá de Bucho siempre se le conoció con este sobrenombre.
Cheque.- Así llamaban los familiares y amigos a Ezequiel del Hoyo Fernández.
Chicurra.- De oficio herrero. Su nombre real fue José Guzmán.
Chicha.- Narcisa Tapia Rangel fue su nombre. Fue prima de don Jesús Tapia el alfarero, quien fuera papá de José "Cura".
Chilín Magallanes.- No se conoce la razón de dicho apodo, pero Chilín fue hermano del profesor Juan.
China.- Fue hija de don Jesús Estrada y de doña Dolores Montes.
Chinaco.- Hermano de Julián Macías.
Chinduco.-Así fue conocido un boxeador local, que después se haría trailero.
Chipango.- Hijo de doña Carolina Romero; su nombre fue Cipriano.
Chivero.- Félix González fue su nombre. Tuvo como vecinos a Serafín Estrada "El Comino" y también a "El Garrote".
Chuca.- De Chuca nunca se supo su nombre, pero trabajó para don Víctor Casas y su hijo Matías, haciendo chicharrones.
Digo, Digo.-Porque utilizaba siempre estas palabras, así fue llamado Carlos Betancourt.
El Borrego.-Entre los músicos de El Venado, así fue llamado Nicolás Muñoz, violinista de Los Piteros.
El Cuate.- Se ignora el nombre de pila; pero se sabe que vivió en lo que una vez fue El Capomal.
El Chino.- A Heliodoro Espinoza, esposo de Olimpia Rodríguez, se le conoció con este apodo.
El Diablo.-Es curioso; Miguel Hernández ya tenía suficiente con el apodo "Cangui", pero también es conocido como "El Diablo".
El Güero Fernández.- Emilio fue rebautizado así por el color de su piel.
El Güero Zamarripa.- A Tomás también lo apodaron así por el color de la piel.
El Ratón.-Por una poesía que los maestros le hacían recitar en los lunes cívicos, así rebautizaron los malos compañeros de escuela, a Juan Plaza.
El Tábano.-Este apodo le resultó a un vecino de El Venado, por el color de los ojos.
Gacho.-Una oreja gacha dio pie para soltar este apodo.
El Garrote.-Fue hijo de Catalina García, quien fuera conocido como Felipe El Garrote.
Guabina.-Chano, de buen carácter y sastre por convicción, siempre fue conocido como Chano Guabina, sólo porque su piel oscura hacía recordar el color del bagre y de otro pez al que la gente llamaba guabina.
Guajolote.-Puede considerarse que este apodo ha sido uno de los más ofensivos; pues José Castañeda no cesaba de proferir maldiciones, en cuanto lo llamaban con dicho sobrenombre.
Güeyano.-Aureliano se llamó el aludido con este nombre extra. Se reía cuando alguien le preguntaba por qué se dejaba llamar así. "Me fregaron, vale; me fregaron" -decía-, ignorando la mala broma.
Jabalí.-Lo que fue nombre de batalla en el boxeo, quedó como apodo formal para Andrés Canales, quien tenía pelo aviagrado.
La Calabaza.-Un juego inocente donde los hermanos Mateo, Pilar, Félix y Cleotilde Cayetano se repartirían los nombres de las frutas y verduras sugeridas por ellos mismos, dio pie a que la última de la lista, ganara permanentemente para ella y las generaciones venideras, el apodo que se registra. Cien años hace de esto.
La Cotorra.-Esto es una prueba más, de que en los juegos inocentes está el embrión de los apodos. Una hija de don Ramón Estrada y de doña María Ventura, sacó el apodo de la misma familia.
La Guaca.-A Marina, esposa de Petronilo Moreno, le quedó este apodo, porque de gusto echaba "guacos" (gritos especiales) en el monte.
La Güera Solís.- Carmen fue su nombre. Ganó el apodo por el color de la piel.
La Pozolera.-Una vieja costumbre que servía para orientar a los niños mandaderos, dio pie a que la gente dijera Ramona "La Pozolera", en lugar de Ramona Flores, que era su nombre. Igualmente se decía sin malicia: Odilón "El panadero" y Ramón "El Sastre". Agregando el oficio, se tenía la certeza de llegar a la dirección buscada.
La Prieta Ruiz.-Así le decían a Julia Ruiz Alegría, quien fuera hija de don Santiago y de doña María.
La Zarca Verdín.-Fue hermana de doña Pachita Verdín y cuñada de don Julio Acosta.
Lechitas.-Cuando Francisco Padilla, trompetista de oficio pero gallero de corazón, vio ganar a su plumífero en la primera pelea formal de su vida, acordándose de que no lo había alimentado bien y que a pesar de ello el pajarraco se levantaba con la victoria, dijo emocionado a los amigos: ¡Y apenas ayer le di su lechita! Desde ese momento dejó de ser Pancho, el que fuera papá de Benjamín Padilla.
Molotes.-En todo está la gente. Un peinado de época que tanto le gustara a Delfina, hija de doña Petra y de don Salvador, sirvió para que los vagos le cambiaran el nombre.
Monchi.-Un hijo de Ramón Fernández dejó de ser Ramoncito y quedó Monchi; un hermano de Monchi, llamado Eustorgio terminó siendo Tocho.
Necho.-José Inés Manzano siempre fue llamado Necho.
Nena.- ¿Se llemaría Magdalena? Una hija de Necho sólo fue conocida como Nena.
Nicho Pistolas.-Porque siempre andaba armado, por ser integrante de la Defensa Rural, la gente le cambió el nombre a Dionisio Uribe. Muy a propósito quedó lo de Nicho Pistolas, para hacer alusión al Pancho Panteras, comercial con el que se anunciaba el Choco milk.
Palancas.-Por tener problemas en los pies, Juan Zacarías Rodríguez fue motejado como "Palancas" por los que falsamente se decían sus amigos.
Panocho.-Con este apodo fue conocido don Ramón Estrada; así mismo fueron llamados los hijos y las hijas, cual si hubieran recibido en herencia un título nobiliario.
Patón.-Siendo hijo de don José Solís, de oficio carnicero, un día otro niño preguntó: ¿y ete quen esh? Don José, sorprendido por la pregunta pero queriendo darle cierta importancia al hijo, respondió: es el patrón, es Beto el patrón. Desde ahí, debido a que el hijo del cliente no pudo pronunciar la palabreja "patrón", tanto don José como toda la gente que esperaba atención, escucharon lo que sería apodo para Beto Solís: Patón... Beto "Patón", repitió el niño.
Pavo.-Lo que se pronunciara cariñosamente para Pablito Nava, derivó en "Pavito" y "Pavo". Cosas de la familia.
Pelucas.-No se recuerda el origen del apodo Pelucas. Lo que sí fue muy conocido es que vendía cacahuates, y que el hombre que se llamaba Pedro Rodríguez, decía: "lleve ruido; haga ruido". Vendía a veinte centavos el bote de cacahuates en 1965.
Pepo.-Perfecto Canales fue conocido con este apodo.
Picuriles.-Raúl Brewer Manzano, hijo de don Armando y doña Elvira, así fue llamado siempre por la chamacada amiga de mil novecientos cincuenta y tantos.
Pipas.-Dedicado a la compra-venta de gallinas y plátanos, Francisco Acosta Verdín siempre fue para los clientes, Pancho "Pipas".
Rorro.- Roberto Guerra Regalado creció con este apodo familiar.
Sirol.-- Rafael Bañuelos utilizaba esta palabra como afirmación. Era el equivalente del futuro "simón, carnal". Sirol se le quedó.
Tacuachi.-Su nombre de pila fue Eudolio Gutiérrez Parra; su mamá Simona Parra, vivió en segundas nupcias con don Jesús el alfarero. No se sabe el origen del apodo singular; sin embargo, la señora y los hijos fueron conocidos como la "tacuachada".
Tacho.-Se crée que su nombre fue Anastasio Lozano. Su padre se llamó Teodosio. El popular Tacho se casó con Chelo, y tuvieron un hijo de nombre Gabriel.
Tica.- Los padres de "Tica" fueron don José Solís y doña Gregoria Márquez. El nombre real de ella era María.
Tichi.- Los vecinos siempre estaban dispuestos a "resellar" la mercancía. La señora Beatriz Corona, esposa de don José "Chicurras" Guzmán, entendía mejor cuando la nombraban "Tichi".
Tildio.-A Modesto Dueñas, hijo de doña Pachita, así lo conocían los amigos.
Tolo Solís.-El conocido "Tolo" que aquí se menciona, se casó con Cecilia, la que fuera hija de doña Guadalupe Hernández.
Toro.-Con este sobrenombre se conoce a Bernardo Montaño.
Tuca o Pituca.-Juana Anzaldo Cibrián es el nombre que se esconde en el apodo. Crescencio "Chencho", Crescenciano "Chano", Francisco "Chivi" y María "La Viejo" son de la misma familia. Los sobrenombres quedan como viejos cariños de doña Manuela Cibrián, su mamá.
Tumbatejas.-Por decirlo de algún modo, este es un sobrenombre de "alcurnia" y fama bien merecida. Fue paseado por don Miguel Alcalá, su propietario, en las calles de El Venado, Ruiz, Tuxpan, Santiago Ixcuintla, Tecuala, Acaponeta, El Zopilote, San Pedro Ixcatán, San Miguel, Rosamorada y aún en lugares tan lejanos como Imuris, Agua Prieta y Cananea, donde decir Miguel "Tumbatejas" siempre fue sinónimo de "amigo Miguel". Su mariachi "Los Piteros" le dejó grandes satisfacciones y amistades, donde quiera que fue paseado.
Tutis.-Salomé y Juan, de la familia de los "Tutis", fueron los más conocidos. Y de estos dos hermanos, posiblemente se recuerde más a Juan, porque allá en los cerros gustaba de cantar imitando al Charro Avitia.
Vaca.-Con este singular apodo se conoció a Andrés Guzmán Corona, socoyote entre los hermanos Pastora, Sotero, Lidia y Luis.
Yojo.- No podíamos borrar de la lista a quien fuera alguna vez, Comisariado Ejidal de El Venado, en el municipio de Ruiz. "Yojo" le decían las amistades a Heliodoro Anzaldo Rentería.

En 1970, gracias a que las neuronas todavía le funcionaban al autor de esta relación, y que los familiares no quisieron olvidar el verdadero nombre que se ocultaba en los apodos, nació la inquietud del registro. Pero debido a situaciones ajenas al interés de recordar a los amigos, como amigos, la lista de hace muchos años había quedado reducida a la mitad de los que aquí se comparten. Aún faltan apodos, lo sé; pero estos son suficientes para que se vea la importancia de una vieja tradición. Así nos conocíamos, así éramos, así somos. Amigos, paisanos y no paisanos, esto es un fragmento de mi futuro libro Memoria del corazón, el cual rescata recuerdos que son poco conocidos que, estoy seguro, unirán más a las familias que están dispersas.

domingo, 2 de diciembre de 2012

¿Te vas a casar?

¿Te vas a casar?...
¡Perfecto!
Alguna decisión tenías que tomar. No podías quedarte soltero y llegar a los cuarenta sin rendirle cuentas a Dios... o al diablo. Porque la soltería también tiene sus obligaciones.
Si a los casados cuarentones les insinúan la lista de los amigos, cuando están por cumplir los próximos doce meses de vida, ¿te imaginas que no se le exija fiesta de 41, al que no conoce mujer?
¿Te vas a casar?...
¡Felicidades!
Pero debes saber, antes que nada, que la primera felicitación para un casado, deja con el ojo cuadrado.
-Ya tenemos mujer los dos -te dice el primero que te abraza-. Luego, cuando pones cara pendenciera, agrega: "tú, yo, y muchos mandilones que andan por ahí".
¿Te vas a casar?
¡Perfecto! ¡Felicidades!
El matrimonio es una empresa, y tú eres un empresario. También tu mujer será una empresaria. Y de la administración que hagan, dependerá que no hagan de semejante compromiso una aventura o un albur. Los dos serán responsables de que el proyecto sea un éxito.
¿Sabías, antes que nada, que sólo en el matrimonio hay hombres perfectos?
¿Sabías, aquí entre nos, que sólo en el matrimonio hay mujeres perfectas?
Así como lo oyes.
Los que andan jóvenes y solteros, no están completos; les falta algo. Y mientras encuentran ese "algo" que les falta, se entretienen solos. Ahora, los que siguen solterones, es porque no buscan, porque ya son mañosos. Esos no corren ni para tercera ni para primera, les gusta la sinvergüenzada.
¿Te vas a casar?
¡Qué bueno! ¡El mundo está necesitado de hombres valientes! Pero mira, por tener en qué entretenerte, ¿sabías que nunca terminas de pagar la cuenta de la boda?
¿Te vas a casar?
¡Adelante! Si no te casas, hablan de ti; si te casas, de todos modos; bueno, si de Dios hablan... con más razón de un pobre diablo enamorado.
Ya en serio, quiero decirte: ¡Felicidades!
El matrimonio es buen negocio para el hombre y la mujer. Pero tienen que vivir día tras día haciendo planes de vida. No pueden quedarse quietos; no pueden dormirse; no deben olvidar que el matrimonio es de dos, no deben permitir que un extraño se meta en el negocio que es de dos. Y si el negocio es de dos, te estoy diciendo que las decisiones que se toman en esa empresa llamada matrimonio, en ese negocio llamado matrimonio, son de dos; ninguno debe tener privilegios al tomar una decisión relevante.
No seas "mamila" y vayas a salir con una tanteada propia de los que fracasan: que "es mi dinero"; que "lo tuyo es tuyo, y lo mío es mío"; que "yo soy hombre y hago lo que quiero"; que "yo doy el gasto y lo demás no te importa"; que esto, que lo otro.
Porque precisamente por eso se llega al divorcio, porque los recién casados no reconocen las nuevas reglas que nacen de la unión. Si tú eres el que trabaja, que bueno; y si los dos trabajan, qué mejor; cuanto mayor sea el ingreso económico, mayor satisfacción tendrán tú y tu mujer. Pero repito, no seas babas, no tires el dinero que es de los dos; o de la familia si lo prefieres, de la empresa, del negocio.
Por más que te sientas macho, reconócelo, la etapa del mandilón también es bonita. Dale su lugar a tu mujer, a tu interesada socia. Repite constantemente: ¡Soy mandilón! ¡Soy mandilón!
Así, cuando alguien quiera sonsacarte y te pique la cresta diciendo que eres mandilón, ya no te molestará. Y si sale con el cuento de que te regaña tu mujer, contéstale:
-Ni modo que me regañe la tuya.

¿Para qué se inventó el matrimonio?
Ándale, contesta, ¿para qué se inventó el matrimonio? ¿No das? Se inventó para sobrellevar de mejor forma los problemas de la vida.
Mira, un soltero puede lavar, es cierto; también planchar, cocinar y hacer mil maravillas más, pero ¿tendrá tiempo de hacerlo? ¿Y su descanso, y la diversión, y su libertinaje?
Se supone que trabaja para mantener sus vicios, para pagar sus gustos. Y se supone también, que la jornada de trabajo tiene ocho horas. Entonces, ¿cuándo se supone que arregla su ropa? ¿Cuándo pone en orden su "depa"? Entiéndelo desde ahora... futuro mandilón: por algo se mira desorden donde habita el hombre soltero. No alcanza su tiempo para el trabajo, el negocio de la casa, y para que salga todavía, a divertirse como si nada.
¡Ah, campeón!, No pienses que al casarte adquieres una empleada o una esclava. La mujer que se casa, si no trabaja fuera del hogar, atiende todo lo que un soltero deja abandonado por falta de tiempo y energía. Puede lavar, planchar, tenerte lista la comida, es cierto, pero no lo hace por ganar un peso o porque se someta a las reglas de la esclavitud; ella, al ser esposa, sólo cumple una obligación de familia... acuérdate, acuérdense del ¿para qué se inventó el matrimonio?
Si tú sales a buscar el sustento, ella te permite con otro tanto de esfuerzo, llegar a descansar en un espacio que se llama hogar; en un espacio donde hay cariño; por más que tendenciosamente aseguren que "el hogar es la tumba del amor".
Cuando un casado se tumba sobre el lecho conyugal, puede dormir, reflexionar, descansar, hacer planes o sembrar familia. Muchas cosas a cual más de permitidas y bonitas pueden sucederle en su lecho conyugal.
Mientras que al soltero le pega la sensación de soledad cuando llega al "depa" a descansar, al casado lo duerme la satisfacción del deber cumplido, los planes de vida que hace con su pareja, y el efecto de las energías perdidas en aras del amor y su santo matrimonio. Esto es lo bonito del matrimonio: te asusta, pero te gusta.
Mientras que un soltero se acuesta "a dormir la mona" sin más compañía que sus malos humores, al casado tal vez lo duerma una caricia o una bendición. Claro, todo depende de con quien se case.
Es muy importante la selección del aliado. Tanto el hombre como la mujer, cuando buscan la felicidad, dependen de ese aliado que se encuentran.
¡Ah, los aliados! Tienes qué reconocer: "tanto pides, tanto das". En la etapa de la búsqueda de afecto, tiene gran verdad la regla "tanto tienes, tanto vales". Pero en esto no se habla de dinero, sino de amor, simpatía y todas las virtudes del mundo que pueda tener la persona escogida. A quienes lo entienden les va bien; a quienes cierran los ojos para no comprender las realidades del mundo, generalmente les va mal.
¿Cómo escoger pareja?
Por principio de cuentas, la juventud inexperta se deja llevar por la estampa (rostro, pechos, glúteos, piernas). Si aquello que mira le "llena el ojo", ruega; pero si no es así, pasa indiferente frente a la "escultura" que carece de arte, ignorando las virtudes posibles que sólo pueden descubrirse con la comunicación y con el trato. La juventud, ordinariamente se deja llevar por los aspectos más superficiales, como lo serían el dinero de la familia que otorga estatus social, y si la persona buscada tiene algún título; ignora la falta de sueños, las inclinaciones perversas como potencial silenciado de la mezquindad. Así entonces, dejándose llevar por la fachada corporal que la naturaleza da sin merecimientos de por medio, sólo se tiende a seguir el camino del fracaso.
Decir "su igual" en los negocios del amor, muy ciertamente equivale a decir "la media naranja"; lo que hace pensar, o debiera hacer pensar, que la similitud se refiere a lo que hay por dentro (calidad en los sentimientos), también a lo que hay por fuera para sustentar lo interno (expresión y palabra amable), dejando como independientes los aspectos económico y social, simbólico del interés. "Su igual" es una idea que se abre a la polémica, que pone barreras o se vuelve reto; pero con los años que no perdonan "tuertos ni mono sin cabeza", qué clara se ve la verdad aconsejada.
¿Te vas a casar?
¡Órale! Resulta que sí hay locos que comen lumbre.
Pero de verdad te lo digo: ojalá que no seas de esos que dejan de estudiar y se casan a lo tarugo, sin tener una carrera ni trabajo bien pagado, ni nada. Espero que no seas de esos que prueban el "cuchi cuchi", y luego se casan porque agarran el vicio, sin pensar en los sentimientos ni en la hermosura superficial, sólo y solamente en el triángulo de la pasión. Ojalá que no te haya engatusado una lagartona y peor quedada, de las que primero buscan al "príncipe azul" y después al primer tonto que se encuentran, por tal de salir de blanco.
Date cuenta futuro mandilón, en cualquiera de estos casos, no hallaste tu igual; a no ser que tú también estés en la condición de tu futura pareja.
¿Qué se necesita para dar el gran paso?
¡Solvencia muchacho, solvencia!
Solvencia mental y económica; tener madurez, un trabajo seguro y bien pagado... de preferencia, y una familia que comparta tu opinión y que te apoye.
Decir solvencia mental, es como decirte responsable y sabedor de las consecuencias y compromisos que llegan con el matrimonio. Decir solvencia económica, es saberte respondón con el bolsillo, cuando llegan las urgencias de gastos imprevistos o de orden cotidiano.
Si ya lo decidiste, adelante, es tu "rollo". Los demás sólo pueden hacer "changuitos" y desear que te vaya bien; sólo pueden decir "que con su pan se lo coma", o bien, "en el pecado va a llevar la penitencia". Aunque después de todo lo que se diga, el matrimonio tiene lo suyo: es para la gente centrada, también para los tarugos que se avientan a lo "babas"; por algo aseguran que es como un chiquero, en donde unos "cochis" quieren entrar y otros quieren salir.
¿Qué te parece?... ¿Te quieres casar?... ¡Adelante!

NOTA: El texto anterior es un fragmento del próximo libro de David Cibrián Santacruz, quien de forma coloquial pero con la palabra franca, expresa la verdad cruda de lo que es el matrimonio. Amigos lectores, gracias por detenerse en esta página, y mucho más por la opinión que manifiesten para el autor.