martes, 5 de marzo de 2013

La escuela vieja de Rosario Tesopaco

   Con mucho, la escuela vieja de Rosario Tesopaco, ubicada en Álvaro Obregón y No Reelección (nomenclatura reciente), es el principal depósito de la nostalgia que manifiestan las personas mayores actualmente.
   "En lo que queda de mi querida escuela "Josefa Ortiz de Domínguez", me parece escuchar las risas y las voces fantasmales de aquellos niños que después se hicieron viejos, y que luego de cumplir su misión en este mundo, partieron silenciosos por el camino que va para Cedros... para convertirse en polvo y recuerdos tristes.
   "Porfirio y su hermano Alejandro Félix, Flavio Portela, Daniel Portela, Ignacio Acuña y su esposa Adela Valenzuela, Ricardo Sotelo con su inolvidable anécdota de enamorado, Alejo Villanueva, los hermanos María Guadalupe, Manuel, Rogelio, María del Rosario "Chala", Josefa del Socorro "Pita", Rafael y Dolores Valle Arenas; Jesús Sosa Chávez también, Jesús "Chuy" Moreno, Jorge "Bitúa" Peñúñuri, Roberto Valenzuela, Roberto Peñúñuri, Ignacio Lorenzo Peñúñuri, Tomás "Machi" Peñúñuri, José Valenzuela, Medardo Gámez, Francisco "Chico"Buelna, Alejandro Araiza, los hermanos Antonio, Luis, Daniel, Francisca "Quica", María Jesús, Trinidad y Romelia Contreras Avilés; Rafael Ochoa, Isidro Amavizca y sus hermanos Sabino y Patricio; también los primos Teodoro "Prieto", Tomás, Ramón, Petra, Mariana y Julia Amavizca; luego los otros primos del mismo apellido: Pedro, Rafael, Rosalío, Tencha y Toña... y los hijos de doña Rosa Amavizca (Adolfo, Socorro, Fili y Rosa Fiel Amavizca); Lamberto Portela, Lucas Oroz y tantos y tantos que se pierden en las memorias empolvadas, me parece escucharlos todavía entre las ruinas de lo que una vez fue la escuela "Josefa Ortiz de Domínguez".
   A pesar de su natural alegría en aquellos tiempos de escuela, y de los rígidos tratos que diariamente había, aprendieron los contenidos del Silabario de San Miguel. A pesar de los duros castigos que por nada se repartían, aprendimos cosas importantes para la vida.
   "Randolfo Lavandera, que fue esposo de Lola Amavizca; María Lavandera, quien fuera hija de Randolfo y esposa de Rosendo Montaño; Adelina Avilés Lavandera, viuda de don José Jesús "Chuchuy" Contreras y prima de Randolfo Lavandera; María Esther Félix Peñúñuri "La Techi", hija de don Alejandro y hermana de Porfirio; Rosa Benítez; el profesor Cruz Zúñiga; Rosendo Montaño; el profesor Manzano y las hermanas Carmen y Rosario "Chayo" Arvallo, fueron el personal docente que forjó el carácter disciplinado de los escolapios, sembrando angustia y terror en el corazón y en la mente de los niños, a tal grado, que nadie era capaz de estar en la calle una vez que el sol se metía; porque los mentores tenían en la calle, la misma autoridad que imponían en la escuela. Cuidadito con que alguien fuera visto deambulando por ahí sin justificación; si era descubierto, ya se podía preparar para recibir el castigo físico merecido".
   Quienes así compartieron sus recuerdos fueron José María "Chemalito" Villanueva y don Pedro Amavizca, quien actualmente (2012) es velador del H. Ayuntamiento, y es además hijo de otro Pedro (ya fallecido), el cual sirvió de "morrongo" en su juventud, a don José Valle Mont.
   "Mire, dicen, íbamos a la escuela en la mañana, en la tarde, de lunes a viernes; y todavía cuando llegaba el sábado, nos encerraban hasta el medio día. No había tiempo de pensar en las vagancias, y menos hacer lo que no debíamos.
   "En ese edificio (hablan señalando la esquina donde vivió doña Francisca, hermana de Ernesto Peñúñuri), antes de que Mario Peñúñuri y doña Panchita pusieran tienda, hubo de todo; buenos y malos estudiantes. A pesar de tanto trabajar, hubo chamacos a los que no les entraba "la o por lo redondo". Uno de ellos fue José María "Choro" Calvario, hijo de doña Luz Olea. Por más que repitió el primer año, nunca halló la "cuadratura" de las letras. Dejó de ir a la escuela, cuando los chamacos vagos comenzaron a llamarlo "profesor".
   -¿Quién podrá informarme sobre el año en que dejó de funcionar en ese lugar, la escuela "Josefa Ortiz de Domínguez? -Interrumpí. Y la casualidad más que la orientación, me llevó a platicar con José Jesús "Chehui" Portela Argüelles.
   "Yo soy de 1940, dijo. Si no fui de la última generación, por lo menos fui de los últimos en estudiar en esa escuela. Y si no dejó de funcionar en 1948, debió ser en 1949".
   Mucha razón tenía Chehui; el nuevo edificio que se ubica en las calles Rosales y Álvaro Obregón, se inauguró el 31 de mayo de 1949. Una placa alusiva al magno evento de inauguración, da testimonio en la entrada principal del edificio.
   La escuela vieja de Rosario Tesopaco, ocupó media manzana. Desde lo que fue tienda de doña Panchita (esquina No Reelección y Álvaro Obregón), hasta la desaparecida tienda de Mario Peñúñuri, eran aulas; luego, de estos comercios hacia el sur, el terreno escolar llegaba a la mitad de la cuadra, como ya se ha dicho. La esquina sureste, de solar grande, aún es propiedad de la familia Villanueva; y por lo que una vez fue entrada principal de la escuela (calle No Reelección), en su lado sur estuvo la cárcel municipal. En esta parte sur de la calle No Reelección, ahora está un edificio en donde Norma Sotelo tiene una ferretería.
   Ateniéndonos a la memoria de Chehui, podemos decir entonces, que lo que fue el nuevo centro escolar primario, inició labores en 1949.
   De esa etapa transitoria para la educación de los rosarenses, en escuela estatal, se recuerda que la maestra "Techi" daba clases a los niños de segundo y tercero; María Caro a los de primero (parvulitos); y Lucio Pacheco a los de cuarto. El profesor Francisco Galavíz Gómez, fue uno de los primeros directores que tuvo la escuela nueva. Los exalumnos mencionan también a los profesores Filiberto Mendívil, Rosendo Montaño y Abraham Montijo. Y, aunque ya estamos en otro edificio y en tiempos relativamente nuevos, el rigor de la educación tradicionalista sigue presente. "Eran duros, se recuerda, tenían la mano pesada".
   En 1973, la modernidad educativa (1) trajo consigo la metodología Global para la enseñanza de las primeras letras, que propusieran Ovide Decroly y Piaget, al considerar las características del pensamiento sincrético en los niños de primer grado. Desafortunadamente, el experimento trajo aparejado la fragmentación del horario y la aparición de las llamadas "dobles plazas", así como la inesperada federalización de la escuela "Josefa Ortiz de Domínguez".
   En este año, 1973, el personal docente estatal se compone por los siguientes profesores: José María Flores Sánchez, director; Rafaela Gámez; Virginia Peñúñuri Franco ("La Quina"), esposa del entonces presidente municipal, señor Tomás "Machi" Peñúñuri; María Dolores Valle Arenas, "Lolis" para los vecinos; María Luisa Coronado Salazar; María Rita Valle Contreras, y las hermanas Adelina y Luz Emilia Contreras Domínguez (nietas de doña Adelina Avilés Lavandera).
   A este grupo tocó la experiencia del cambio. El nuevo director, Juan Arce Duarte, lo instruyó en el sentido de que: podían permanecer en la escuela en calidad de préstamo a la federación, con derecho a beneficiarse con el otorgamiento de una plaza magisterial vespertina. La decisión de integrarse o no al nuevo personal, era voluntaria. Por lo que, la primera en buscar nuevos horizontes fue la profesora Dolores, quien después de estar seis meses como directora en una escuela primaria de Altar, Sonora, en su cambio de adscripción se fue a la escuela "Francisco I. Madero" de San Ignacio, Río Muerto, donde cumplió 49 años de servicio antes de morir un 25 de mayo del 2004, víctima de un infarto fulminante.
   Siguiendo el ejemplo, María Rita Valle, su sobrina, se fue a Ciudad Obregón; las hermanas Adelina y Luz Emilia se jubilarían en Hermosillo; la profesora Virginia tardó en irse a Ciudad Obregón y, la maestra María Luisa Coronado, en un repentino alarde de conveniencia, apostó a su permanencia en calidad de préstamo; lo que le valió en su jubilación, el honor de que la biblioteca de Rosario llevara su nombre.
   Los primeros profesores federales que se presentaron en la exescuela estatal, fueron: Juan Arce Duarte, Ceferino Chavarín, Juan Guerrero (pillo de temer) y su esposa "Nachita". ¿Por qué se había de recordar como pillo a Juan Guerrero?... Porque sencillamente no se andaba con medias tintas.
   Este profesor originario de Guerrero Negro, Baja California Sur, era de labia y mucho saludo. Si mil veces encontraba a la posible víctima de la transa, eran las mismas ocasiones en que sonriente y amable, hipócritamente decía: "cómo tengo gusto en saludarlo". Sin embargo, a esta salutación seguían las palabras de interés: "¿Y qué, ya pensó en nuestro negocito?... Mire: no es necesario que me dé todo el dinero de un jalón; de poquito en poquito pero seguido, yo puedo estarle recordando a la gente de arriba, que seguimos interesados". Su gesto y movimiento de las manos, parecían salidos del famoso programa "Qué nos pasa".
   Por algo no fue casualidad que el "especialista" en conseguir plazas de profesor con papeles falsos, prendiera con un préstamo económico al mismísimo presidente municipal. Afortunadamente, al ver los preparativos que hacía para irse, y poniendo atención al rumor que ya se corría sobre su conducta sinvergüenza, el señor Tomás "Machi" Peñúñuri, no lo dejó subir siquiera una silla al carro de mudanza. "No, dicen que dijo, si me roba a mí que soy autoridad, ¿qué defensa puede esperar la gente?; ni él ni los muebles salen de Rosario". Volvamos a la escuela.
   El nuevo centro escolar dejó de llamarse "Josefa Ortiz de Domínguez" (recordemos que había sido inaugurado el 31 de mayo de 1949), y pasó a ser escuela primaria "Randolfo Lavandera" con turno matutino; mientras que en lo que fue turno vespertino, quedó como escuela primaria "Loreto Encinas de Avilés".
   En 1974 se formalizó el traspaso del inmueble del estado a la federación; también se regularizó el nuevo plan educativo de doble turno y salieron los profesores estatales para dar lugar a los federales (en el papel). A la par de esto llegaría la nostalgia: dejaron de ensayarse bailables regionales en la casa de la profesora Lolis; rondas, poesías, el vals de los niños que terminaban la instrucción primaria, todo se suspendió. También se relajó la disciplina de los estudiantes y se terminaron los reconocimientos académicos y los viajes a la ciudad de México que ganaban los mejores alumnos, para saludar al Presidente de la República en ceremonia especial.
   ¿"Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar", como dice Gustavo Adolfo Bécquer?
   El trabajo de equipo que realizaban, desde el director hasta el profesor de primer grado, y los permisos para trabajar en extramuros, daban fruto. Cástulo Urías, Manuel "Manolo" Valenzuela y Euquer Cinco Valle, son ejemplo del trabajo que realizaron los maestros estatales, antes de entregar la estafeta al personal de la federación. ¿"Volverán las oscuras golondrinas..." volverán?
   Es que, muy claro está que la política educativa actual (2006-2012), es "atole con el dedo". ¿Qué es eso de que por la sola asistencia, un niño de primer grado se gane el paso a segundo, y de segundo a tercero, y de tercero a cuarto? No es el magisterio quien falla, sino esa política exigente que viene por sistema, insensible al deseo de enseñar, indiferente al hambre de aprender. Por eso... bienvenido el cambio que llegue para bien.
  
(1) La Modernización Educativa, más ambiciosa, había iniciado en 1972; en el periodo gubernamental del Licenciado Luis Echeverría Álvarez. 250 Misiones Culturales se incorporarían al subsistema de Educación para Adultos, en 1973; las Telesecundarias se harían presentes en Rosario Tesopaco, en septiembre de 1974; en ese mismo año, 1974, también aparecerían los Grupos Integrados, compuestos por niños repetidores del primer grado. Aunque ciertamente, el embrión de la metodología impuesta terminaría por maniatar la disposición de los docentes, cuando de enseñar las primeras letras se trataba.