viernes, 27 de abril de 2012

La felicidad

   La felicidad en efervescencia perdona los defectos
   y es sensible ante la desgracia ajena.

   La felicidad cotidiana
   es tranquilidad que lleva al aburrimiento.

   La felicidad es inocente manifestación de progreso,
   es torpe amiga que sin malicia
   le abre las puertas a la envidia.

   La felicidad es, en sí, como el aire;
   abstracta, pero arroban sus efectos.

   La felicidad efectiva es aquella que se confronta,
   la que se manifiesta airosa
   frente a las pruebas de fortaleza que exige la vida.

   La felicidad pura es ciega ante la maldad;
   es igual que el amor, que hace cometer locuras.

   Sólo aquellos que conocen el verdadero rostro
   de la felicidad, sonríen mientras cruzan el desierto
   doloroso de la adversidad.

   La enfermedad, la pobreza, la vejez
   y el mismo espectro de la muerte,
   no borran el sabor de la dicha
   en los espíritus que una vez conocieron
   la luz divina en la felicidad.

   -Regalo para mis amigas Narcisa "Chicha" Tapia Rangel y su hermana Carmen, la más fuerte y dolida madre que he conocido. Ellas fueron hijas de Jesús Tapia. Un primo de ellas también se llamó Jesús Tapia, pero él fue hijo de Amado Tapia; fue conocido como alfarero, el primo.

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